Navajas chinas de Albacete
Leo en La Verdad un artículo sobre los problemas que los empresarios albaceteños están teniendo con la competencia global de la cuchillería china.
Quizá podrían explorar estos empresarios la posibilidad de proteger sus productos mediante una indicación geográfica en el sentido del Acuerdo ADPIC de la OMC.
Quizá podrían explorar estos empresarios la posibilidad de proteger sus productos mediante una indicación geográfica en el sentido del Acuerdo ADPIC de la OMC.
«La globalización nos toca ya el futuro y el bolsillo, estamos en un país en el que las navajas de Albacete se fabrican en China». Esta frase no ha sido pronunciada por un empresario albaceteño, sino por el presidente de la Asociación Española de Directivos (AED), Ramón Adell.
Este gigante asiático se ha convertido en un hipermercado en el que es posible encontrar todo tipo de productos manufacturados a un precio sin competencia. Y en el sector cuchillero los números cantan: en los últimos tres años, las ventas al exterior de cuchillos y navajas desde Albacete se han reducido en torno a un 25%, y la plantilla de las empresas se han visto recortadas en un 10%, un porcentaje importante para una actividad que da trabajo a unas 1.800 personas, según la Fundación para el Desarrollo de la Cuchillería (Fudecu).
«Sus condiciones laborales y las materias primas que utilizan nada tienen que ver, afortunadamente, con las nuestras, pero en precio no se puede competir con ellos», asegura Roberto Arcos, de Arcos Hermanos, una de las empresas albaceteñas más internacionales. «Vivimos en un mundo globalizado en el que no se le pueden poner puertas al comercio, a todos nos gusta buscar productos económicos, pero eso sí, deben tomarse medidas, y de ahí que el sector haya pedido en Bruselas que se defienda la marca de Albacete, poniendo coto a su uso fraudulento y exigiendo que se impida la copia de los artículos que salen de las fábricas albaceteñas de forma impune».
Algunos empresarios apoyan establecer un arancel , que no serviría para «equilibrar el precio totalmente» entre los productos asiáticos y españoles, y debería destinarse a establecer un sistema de seguridad social y de riesgos laborales en esta enorme fábrica que es el país asiático. «Es una idea que está sin desarrollar»
Pero, ¿con qué compite el fabricante albaceteño? Los salarios que perciben los trabajadores chinos no pasan de los 100 euros mensuales y sus jornadas laborales son, en la mayoría de los casos, de 12 horas, siete días a la semana. «Descansan un domingo sí y otro no», subraya Arcos.
Además, su materia prima nada tiene que ver con la que se utiliza en España, y más en concreto, en Albacete. Y por supuesto, el proceso y la maquinaria de fabricación, la presentación de los productos, el diseño...
«Con todo ello -explica Julián Martínez, que ha visitado China para conocer in situ sus métodos de trabajo-, falta concienciación entre el consumidor a la hora de comprar, y porqué no decirlo también, falta concienciación entre los propios empresarios, ya que si muchos de estos productos llegan aquí es porque se importan por empresarios, incluso de Albacete». El responsable de Quttin señaló que ha puesto en manos de sus abogados la «copia» que de parte de sus productos está llegando desde China a España, importados por otro empresario.
«Me han copiado prácticamente los modelos, el envase, el diseño del envase, hasta la fotografía que aparece en ese envase, y encima no pone en ningún sitio que son fabricados en China, sino que confunde, al informar solamente de la empresa que los vende, que es de Albacete». No es el único caso. «Por supuesto -declara Roberto Arcos-, nosotros nos hemos encontrado cuchillos copiados de los nuestros en los que incluso pone el nombre de Arcos Hermanos». Sorprendente, pero es así. «Y es que en China no funciona el registro de marcas, como sucede en otros lugares del mundo, ante lo que estamos indefensos», añade uno de los propietarios de Arcos Hermanos.
Así las cosas, sólo queda defender el producto albaceteño ensalzando sus cualidades: calidad, diseño, presentación y precio competitivo. Y esperar a que actúe Bruselas.
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